Esta localidad, ubicada en un rincón de Michoacán, sus artesanos funden, moldean y mantienen viva una tradición que transforma el cobre en recuerdos.
Puedes admirar su plaza principal mientras contemplas el bello kiosco con techo de cobre y su enorme cazo antiguo adornando su centro.
Más tarde, puedes descansar y disfrutar de una rica torta de tostada y siéntate en alguna banquita de la plaza principal mientras contemplas las antiguas edificaciones.
Pasea en tu bicicleta de montaña, practica senderismo o pesca deportiva, haz un recorrido en kayak, deslízate por una tirolesa o intérnate en el bosque entre puentes colgantes ya sea acompañado de un audaz caballo o una bicicleta de montaña.
En el lago de Zirahuén llénate de adrenalina, aventura y deshazte del estrés cotidiano.
Esta población fue tributaria del reino Purépecha y ya practicaban la orfebrería, fundir y moldear los metales; para 1553 los frailes españoles fundan el pueblo y el Tata Vasco impulsa la especialización en cobre.
En esta población, mujeres, hombres, niñas y niños participan en la tradicional actividad de transformar el cobre.
A una altitud de 2 mil 200 metros esta población disfruta de una temperatura media de 16 grados, y tiene leves variaciones en invierno o verano.
La comida local ofrece los típicos charales, las corundas y las tortas de tostada o las tostadas de carne apache; otra opción más elaborada son la barbacoa de borrego, el borrego horneado o las enchiladas con mole. Como postre prueba el pan de la localidad y de trago una charanda.
Las compras obvias son de orfebrería en cobre de adornos o esculturas artesanales y artísticos, o utensilios para el hogar y el comercio.
Se incorporó al programa Pueblos Mágicos en el año 2010.