Este Pueblo Mágico es una de las antiguas glorias mineras del Estado de México. Y aunque su esplendor minero, hace mucho tiempo que se agotó, continúa brillando como destino turístico.
Esta localidad cuenta con edificios que cautivan la atención de los visitantes y los incita a buscar mayores referencias de su apasionante historia.
Es bueno llegar temprano a esta localidad para visitar los frondosos bosques de pino y cedro que la rodean; es uno de los santuarios de la mariposa monarca, lo que te permitirá descubrir cómo ellas inician su día. Aquí se ubican las presas: Brockman y Victoria.
Después de pasear en el bosque podrás recorrer sus pintorescas calles empedradas para llegar al tradicional Jardín Madero.
Se trata de un lugar apacible, con encantadoras bancas y una densa arboleda, ideal para observar la vida cotidiana de este Pueblo Mágico.
En las panaderías colindantes al Jardín Madero, sirven rico café caliente y sabrosos bizcochos. Las construcciones de El Oro reflejan todos los estilos europeos de la época como el Teatro Juárez y el Palacio Municipal que destacan por su decoración y estilos art nouveau y neoclásico.
Su nombre antiguo se definiría a través de la etimología náhuatl Teocuitlapilli como "Lo que nos legaron los dioses", en relación al metal extraído de sus tierras, el oro.
En tiempos prehispánicos, El Oro estuvo habitado por los mazahuas, quienes al ser conquistados en 1474 por los Aztecas pagaron tributos con maíz, frijol y telas.
Al arribo de los conquistadores se descubrieron vetas de oro y plata. Fue fundado en el siglo XVIII y creció de manera inesperada gracias a la fama de minas como La Esperanza, El Consuelo o La Providencia, y en su momento fue uno de los sitios más ricos en oro del mundo.
Ubicado a 2 mil 740 metros de altitud, posee un clima templado sub húmedo. Algunas de las especies de árboles de la zona son: cedro, encino, eucalipto, fresno, ocote, oyamel, pino, roble, y sauce llorón.
La cocina local ofrece una excelente barbacoa y carnitas; o bien mole, rojo o verde, con carne de guajolote. Como digestivo prueba una “chiva”, un licor especial que de acuerdo a los lugareños cura el “espanto”.
Ente las artesanías que se ofrecen para compras y recuerdos de viaje destacan la cerámica, los cestos tejidos, los dulces regionales, las esferas navideñas, muebles, orfebrería, pailería, y prendas y objetos decorativos teñidos en lana.
Fue registrado en el programa de los Pueblos Mágicos desde 2011.