No lograba encontrarla, buscaba de arriba a abajo y nada más no hallaba esa maleta. No era la maleta más grande, ni la mediana, sólo necesitaba encontrar la maleta pequeña en la que cabrían una muda de ropa, mis calcetines y mis cosas de aseo personal. Era lo necesario para emprender el primer viaje con mis amigas 👩
El destino: Tepotzotlán…ya sé, no es el viaje más largo, pero fue el primero y del que guardo historias que aún me hacen sacar algunas risas.
Eran vísperas de Día de Muertos y había leído un artículo sobre Tepotzotlán; me interesó el tour de leyendas y pensé que no podía dejar pasar la oportunidad, así que les platiqué a mis amigos que estaría chido hacer un viaje y escuchar las historias de terror. Total que de 10 amigos, sólo terminamos yendo tres.
Antes de ese viaje, jamás había hecho una reservación para un hotel, así que tomé mi computadora y busqué “hoteles en Tepotzotlán”, un listado de hoteles salieron, pero muchos ya estaban llenos para la fecha en la que queríamos ir mis amigas y yo, así que seguí buscando y ¡pum! Lo encontré 🏨
Aún recuerdo que decía “A unos metros del centro de Tepotzotlán, habitación cuádruple…HABITACIONES DISPONIBLES” El precio era accesible; copié el número y marqué de inmediato. Hice la reservación y me dieron el número de cuenta, mis amigas y yo fuimos a depositar el dinero y ¡listo! Ya se había armado el viaje para ir a Tepo en Día de Muertos.
Que chistoso, ¿no? No imaginé que organizar un viaje fuera así de fácil o al menos eso creí yo 😮
Llegó el día y mis amigas llegaron a mi casa, de ahí fuimos al Rosario a tomar nuestro camión, entre maletas, risas y bromas, emprendimos nuestra aventura. En un trayecto de aproximadamente 60 minutos, llegamos por fin a Tepotzotlán. Todo iba muy bien, hasta que nos topamos con nuestra primera aventura: encontrar el hotel.
En el mapa, se veía muy fácil de ubicar, pero la realidad era otra, pues por más que caminábamos como nos lo sugería el celular, no encontrábamos el dichoso hotel. ¿Alguna vez has dicho o te han dicho que preguntando se llega a Roma? Pues lo mismo hicimos y ¡quedamos igual! Nos mandaban por lugares diferentes que hasta llegamos a creer que el hotel no existía 🤷♀️
Por azares del destino, llegamos atrás del centro de Tepo y preguntamos una vez más por el hotel, afortunadamente, las indicaciones que nos dio esa persona fueron las correctas, sin embargo, el hotel no estaba tan cerca del centro como nos habían hecho creer.
Por fin llegamos al hotel; ya pasaban de las dos de la tarde cuando nos registramos. Fuimos a la habitación a dejar nuestras cosas y esperar a que nuestro recorrido empezara. Las bromas entre nosotras no paraban. Ya eran las 5 y nuestro paseo comenzaba a las 5:30, así que nos dirigimos al centro. La luz del día aún no se había ido y nos percatamos que a lado del hotel había un arroyo, pero no le tomamos mucha importancia.
Caminamos un tramo largo para llegar al recorrido de leyendas. Un monje, que en realidad era un guía turístico, comenzó a hacernos caminar y pararnos frente a los edificios que hay para contarnos historias diferentes que podrían dejarnos la piel chinita en esos momentos.
Una de esas leyendas, que fue la que más se me quedó un poco más grabada que las otras, fue la de la mujer de blanco, la cual se aparecía y penaba cerca de un arroyo. Pero bueno, antes de llegar a esa parte, continuamos el recorrido, pasamos por una casa del terror. Tepotzotlán en esas fechas y de noche era pura vida 💃
Cantidades de gente bebían, comían, paseaban y disfrutaban del Día de Muertos en ese Pueblo Mágico. Pequeñas ofrendas, pero muy coloridas, estaban a un lado del Templo de San Francisco Javier.
Conforme oscurecía, las historias nos parecían cada vez más sorprendentes. El recorrido terminó y con ello teníamos tiempo para hacer lo que quisiéramos. Nos quedamos un rato vagando por el centro, conociendo un poco más y formando parte del ambiente.
Alrededor de las 8:30 de la noche, decidimos regresar al hotel y armar nuestra propia fiesta, pasamos a comprar unos frutsis (sí…claro) y botanas para pasar una noche amena entre amigas.
En el centro de Tepo, había un ambiente increíble, música, gente, comida, bebida, etc., pero una vez que cruzamos sus límites, nos encontramos con calles poco alumbradas y poco transitadas, para nada se veía como el camino que habíamos recorrido horas antes.
Con pasos cada vez más rápidos, pero inseguros, una respiración poco agitada y nuestras manos cargadas de bolsas llenas de frutsis (ajá, por supuesto) y papas, caminábamos intentando llegar al hotel 😱
Para entrar al hotel teníamos que cruzar antes un camino de terracería, por alguna extraña razón, todas nos tomamos por el brazo y caminamos juntas. De pronto, sentí un escalofrío en mi nuca; miré a un lado y vi el pequeño arroyo, de inmediato vino a mi mente la leyenda de la Mujer de Blanco. Algo muy extraño y poco común en mí pasó, algo se apoderó de mi cuerpo: pegué un grito y me eché a correr hacia la entrada del hotel. Mis amigas contagiadas de mi histeria, corrieron y gritaron detrás mío. Me detuve justo pasando la entrada, donde ya había luz, ellas de inmediato me preguntaron qué había pasado y tuve que decirles que recordé la leyenda de la Mujer de Blanco 👻
Llegamos botadas de la risa a nuestra habitación y como dicen, lo demás es historia…
Moralejas de la historia:
Ubica bien el hotel o lugar en el que te vayas a hospedar y que sea en un lugar céntrico (más aún si vas a ir a un recorrido de terror o algo relacionado).
Y la más importante ¡viaja! Llénate de historias y recuerdos que te alegren al contarlos.